
Damos un paso no tempo e nos trasladamos ao ano 2002 para ver o derradeiro artigo de D. Enrique publicado na revista das Festas Patronais. Logo comezaría a enfermidade a ser máis forte e deixaría de publicar xa estes artigos.
Neste caso, fálanos da feira de As Pontes e danos datos históricos dela, así como nos di onde estaba situada.
Nos últimos anos as feiras nas Pontes foron indo a menos, lembro que de neno duraban todo o día e os rapaces non tiñamos clase o día da feira, de que había xente que ficaba a durmir nas Pontes e que viña moitísima xente dos lugares próximos e non tan próximos e, asemade, doutros concellos, coma de Vilalba, Xermade, Muras, Mañón, Cedeira, Moeche, Igrexafeita, Pontedeume… Moitos deles viñan a pé ou acabalo, cargados coas mercadorías para vender ou trocar, porque iso tamén o lembro, como non había cartos trocábase unhas cousas por outras. Miñas avoas traían pelicas de manteiga e ovos e levaban coellos e galiñas, por exemplo. Non sempre era así, ás veces, levaban outras cousas que lles eran precisas, é un exemplo.
O que quero dicir, é que as feiras foron cambiando e evolucionando ao longo dos anos, trocaron varias veces de lugar e, hoxe, coa pandemia xa so queda un pequeno asomo do que foron. É algo que esmorece e que había que recuperar, pois dábanlle vida ao pobo.
LA FERIA DE AS PONTES
Por D. Enrique Rivera Rouco
Cronista de la villa.
La feria de As Pontes vino siendo desde el siglo XIII hasta hace unas décadas un insigne mercado donde se reunían compradores y vendedores de diversas mercancías, diversos objetos, comestibles, ganados, prendas de uso personal, etc.
Se celebraban los días 1 y 15 de cada mes. Antiguamente los feriantes llegaban al víspera a As Pontes y se marchaban al día siguiente convirtiéndose así en tres días cada jornada. En fechas más recientes duraba todo el día hasta la puesta del sol.
Las vacas, bueyes y terneros en compra-venta se situaban en el extremo oeste del “campo da feira” (actualmente parque municipal), sobre los solares del actual juzgado (casa de D. Pedro), cámara agraria, mercado municipal y un trozo del campo.
El ganado ovino y caprino, con sus lanas y pieles se encontraba en la calle Curros Enríquez, donde también se traficaban zuecos, zuecas, cribas, herramientas de labranza, objetos de artesanía, de fundición metálica, plantas vegetales de diversas especies; y, en la prolongación de la calle Alexandre Bóveda calzados de todas las clases, tómbolas, cómicos, etc. y no faltaban carteristas, procedentes en su mayor parte de Lugo.
La Plaza de América (hoy plaza roja) y la Avda. de A Coruña estaban invadidas por huevos, carnes, conejos, etc. y en la calle de la Iglesia, Plaza Real y Plaza de la Iglesia las semillas y cosechas de trigo, centeno, avena, patatas, col, nabo etc.. Este sector de la feria era denominado “azougo”.
Los cerdos eran expuestos en el extremo Sudoeste de dicho campo frente a la desembocadura de la Avda. de Vilalba, los caballos en el resto del campo hasta la actual “grupo de casas baratas Calvo Sotelo” llenándose de este modo todo el campo de la feria.
Las ferias proporcionaban un día de expansión y regocijo, siendo, junto con las fiestas patronales y del barrio la única diversión para las aldeas de la comarca, ocasión de reunirse y hablar con parientes y amigos.
Era asimismo para los paisanos el día indicado para arreglar los asuntos importantes de la vida campesina, ya que al haber medios de locomoción, venían al notario, al médico y en general para llevar provisiones a casa hasta la feria siguiente.
Venían autocares por las aldeas, desde las ciudades de Ferrol, Coruña, Lugo, Ortigueira, Vilalba, Betanzos, etc. Acudían varias atracciones, jugadores de naipes, pulpeiras y otros alimentos ya preparados que animaban el día. La fundación de esta feria se remonta al reinado de Alfonso X el Sabio cuyo mandato duró de 1252 a 1284.
Este monarca ha dado un importante impulso a la cultura y al economía, entre otras cosas instaurando y erigiendo las ferias para lo que se arrogó el derecho exclusivo para establecerlas y entre otras declaró a As Pontes como “pueblo comercial” y le asignó la feria del primero de cada mes, ampliándose después con el día 15.
Así consta en el antiguo tratado “Novísima recopilación”, que conserva el archivo de Liria (de los Alba, en Madrid) en el libro IX, leyes 1ª y 2ª. Fue feria notoria y ponderada ya desde sus comienzos, como refleja del relato de su suspensión y reanudación en el s. XVIII.
Narra un legajo que se conserva en el Archivo Municipal de Ferrol que “en el año 1775 el intendente mayor dela provincia de Betanzos (a la que pertenecía As Pontes) dio orden de suspensión de las ferias de As Pontes, con motivo de la denuncia presentada al efecto por el Sr. Administrador de Rentas provinciales del Partido alegando que As Pontes tenía impagados los impuestos correspondientes a dicha feria desde hacía algún tiempo “…”, la interrupción de este “mercado franco” en los primeros días de cada mes (el 1º) que venía ejecutándose desde tiempo inmemorial con ingente número de transacciones causó un daño muy grave a la villa y a la comarca cuyo único medio de abastecerse de las cosas necesarias y de vender sus frutos era la feria… ”Las autoridades de Puentes y la comarca (Alcalde mayor y mayordomos de las Parroquias interpusieron apelación en la <<sala de justicia del Consejo de Hacienda>> y por la gracia expresa del Rey Carlos III, con fecha 27 de Junio de 1788, pudieron reanudarse las ferias hasta nuestros días… continúa siendo en apogeo una de las mejores ferias de Galicia…”
En la actualidad y debido a la industrialización del pueblo y comarca sufren gran decadencia, quedando reducidas a la mínima expresión; tiendas de artículos de vestir, comestibles, pulperías y otros enseres.
La ganadería fue relegada a un pabellón habilitado en el poblado de A Fraga, con disgusto de los comerciantes del pueblo, pero habiéndolo ordenado así el Ministerio de Sanidad.
Allí son también expuestos y liquidados tractores y maquinaria agrícola. Las ferias perdieron razón de ser al haber pistas y medios de transporte a las aldeas, reparto a domicilio, etc. Total que nos tocó vivir la agonía de la agricultura en esta zona.
Enrique Rivera Rouco
(Fiesta patronal de 2002)
Texto e imaxe aportados por Xose María Ferro, director do Museo Etnográfico Monte Caxado de As Pontes