MEMORIA DE LAS FIESTAS DEL CARMEN Y DEL CORPUS EN AS PONTES

Imaxe da procesión na Festa do Carmen

ANO DE 1978

Neste ano D. Enrique fai memoria de como eran as nosas festas patronais e tamén a do Corpus, destacando que eran datas onde os vínculos familiares e de amizade se estreitaban e tamén onde gozo e ledicia eran o factor principal delas. Fai tamén fincapé na súa necesidade e explica as razóns.

Por mor da pandemia, levamos dous anos onde non podemos desfrutar delas e parece que algo cambiou, agardemos que nos vindeiros anos vai cambiando a situación, que mellore, e que podamos desfrutar delas durante moitos anos.

MEMORIA DE LAS FIESTAS DEL CARMEN Y DEL CORPUS EN AS PONTES.

Por D. Enrique Rivera Rouco

Cronista Oficial de As Pontes.

La Fiesta de Nuestra Señora del Carmen, en su parte religioso-litúrgica, viene celebrándose solemnemente en As Pontes desde el año 1741, fecha en que fue constituida la Cofradía del Carmen y aprobados sus estatutos, a los que se obedeció hasta la fecha actual cuanto a la organización de todos los actos culturales.

De la fiesta profana -o popular-, continuación de la religiosa, dan cuenta los libros de la Cofradía a partir del año 1800 al consignar la retribución a los “músicos” que actuaran (10 reales en 18000 y siguientes; 20 reales en 1859… 50 en 1870 más 25 reales en fuegos, etc.).

El costeo de este gasto por parte de la Cofradía, cesó por el año 1880, coincidiendo con la versión de los ancianos de As Pontes según la que, desde esas fechas, tomó la fiesta auge mayor al ser organizada expresamente por una comisión de vecinos, pasando a ser festejos lucidos, con cuartetos de gaitas y bandas de música.

Contribuyera a ello la extinción de la fiesta patronal del 15 de Agosto y la ampliación y perfeccionamiento de la Capilla del Carmen, logradas entonces.

El plan de aquellas primitivas y pequeñas fiestas, que se prolongaría hasta muy entrado nuestro siglo en las demás celebraciones y Capillas de la Parroquia, consistía en la Misa y procesión, unas “piezas” musicales después de la subasta o almoneda, merienda en el entorno de la Iglesia o Ermita, donde seguía un baile que terminaba antes del anochecer.

A veces continuaban el baile por las primeras horas de la noche con luz de quinqués y candiles en un local de alguna casa cercana.

Nuestra fiesta patronal (el domingo y lunes del Carmen) fue, en cambio, desde el pasado siglo grande y destacada en la Comarca: con el Novenario, las procesiones muy vistosas y concurridas, solemne Celebración Eucarística en la explanada de la Ermita, dianas y pasacalles, conciertos después de la misa, baile campestre en el Campo de la Feria (hoy parque), pausa para cenar y verbena desde las 9 de la tarde hasta la media noche, que solía verificarse en la Plazas de América y del Hospital, un día en cada una, para contentar a ambos sectores de la Villa. (Me refiero naturalmente a los tiempos de hasta la década de los 50; a partir de entonces la verbena se realiza en horas más tardías).

En los comienzos de nuestro siglo, por iniciativa del entonces Juez de Paz, D. Manuel Fernández Vidal (D. Manolo de Carmen), es prolongada la celebración “del Carmen” en un día más de fiesta (el 25 de Julio) iniciando la Jira a la “Isla da Ramalleira” (hoy sumergida en el embalse de la térmica vieja), amenizada con música de gaitas durante la tarde y con verbena en la Plaza del Hospital. Esta Jira continuó hasta nuestros días; actualmente se celebra, con gran concurrencia de público, en el Parque de La Fraga.

No faltaban juegos y entretenimientos en esos señalados días: “Bolos” en Tras da Ponte en el pasado siglo; después las “Cucañas” en la Presa de Alende; carreras de sacos; posteriormente: natación, pesca, fútbol, jimkanas; etc., así como los artísticos fuegos de artificio en el campo de la fiesta, aparte de la novedad típica de esa fecha con tenderetes de baratijas, golosinas, bebidas, juegos, etc.

La Villa se engalanaba mediante originales arcos en las entradas, saludando con bienvenida a los forasteros, con banderas en los balcones y con sinnúmero de banderillas de colores. Mandaban las Ordenanzas Municipales (entre otras cosas) que “se adecentara todo el Pueblo y se adornase con banderolas y gallardetes…”, Asimismo, la procesión del sábado (desde el Santuario hasta la Iglesia) que, antes tenía lugar a primera hora de la noche, era profusamente adornada por las bengalas que ardían en los balcones y las velas encendidas que portaban los devotos.Por tanto, la solemnidad del Carmen, desde hace muchos años, vino celebrándose y viviéndose intensamente en el aspecto religioso y en el de fiesta popular.

De la festividad del Corpus Christi tienen en As Pontes procedencia inmemorial las funciones litúrgicas del Misa Solemne, exposición del Santísimo y Procesión. La fiesta profana o popular comenzó en 1934.

Los libros de la extinta Cofradía del Santísimo Sacramento de Puentes (que se conservan en el Archivo Diocesano de Mondoñedo) dan cuenta de esta celebración.

Es la Cofradía más antigua de nuestra Parroquia; el primer libro consigna los datos de su administración y afiliados desde el año 1645 al 1738.

Ya entonces se celebraba ese día la Misa solemne en la Iglesia Parroquial y una larga procesión “por el Pueblo y extramuros”, en la que “todas las imágenes del a Iglesia marchaban delante de nuestro Señor Sacramentado en homenaje y manifestación de fe contra la herejía de Berengario de Tours y sus seguidores… siguiendo las disposiciones de los Padres Santos Urbano IV y Juan XXII…”

Esta fiesta fundamentalmente religiosa, pues los libros de la Cofradía en muy reducido número de años refieren costeo del “músico” que actuaría en la procesión y poco más.

En el año 1933 fueron pavimentadas con cemento la calle Real y las dos Plazas (Real y de la Iglesia), quedando idóneo el suelo para bailar en las mismas.

Con este fin en 1934 se formó una comisión y organizó la primera fiesta patronal “do fondo da Vila”. La comisión fue integrada por D. Jesús Basanta Vázquez (“Suso Basanta”), D. Manuel González Vales (“Manolo de Grou”), D. Francisco Bouza (“Paco do Alto”) y D. José López (“O Lipín”).

Desde entonces este sector de “O fondo da Vila” vino celebrando en fiesta propia hasta hace unos años en que empezó a interrumpirse, debido principalmente a la despoblación de dicha zona del Pueblo.

No solo el Corpus sufre decadencia en nuestros días, sino también la patronal del Carmen y todas las fiestas en general, al seguir la nueva sociedad otros estilos de diversiones: las discotecas, viajes, éxodo a apartamentos en la costa o montaña, etc… .

Falta la ilusión de antaño en el esperar la fiesta con ansia y vivirla intensamente en sus días; y así resultaba tan concurrida en la década de los cincuenta en que los asistentes ocupaban todo el Campo de la Feria.

Necesario es reconocer que aquel estilo tradicional de diversión poseía grandes valores positivos: la fiesta constituía una reunión social para divertirse a la par que cumplir una devoción, ya que el factor principal era el religioso, hacia el Patrono, Santo o Santa.

Motivaba la reunión familiar estrechando su vínculos. Se vivía un clima de alegría, regocijo y recreo en que eran permitidas chanzas, bromas y algo más de libertad; y con comida extraordinaria.

En suma, las fiestas, aunque asociadas a motivos religiosos vinieron respondiendo a una necesidad profunda del individuo, que puede expresarse u recrearse en ellas de un modo no habitual.

Las fiestas son colectivas: hacen intervenir al conjunto de los miembros de varias familias y proporcionan ocasión al grupo familiar para afirmar su cohesión. E incluso también al grupo social de la Parroquia.

Son por tanto necesarias en los pueblos, porque, aparte de hermanar las personas, en definitiva vienen a ser algo así como el sedante que mitiga las amarguras y sinsabores cotidianos de las cosas serias que nos torturan todo el año.

En el presente dos jóvenes entusiastas nos han preparado unos espléndidos festejos, nutridos de actos que satisfarán a jóvenes y mayores.

Que no falten en el futuro nuevos entusiastas que sepan continuarlos con brillantez, revitalizando estas fiestas con atractivos culturales y deportivos.

Enrique Rivera Rouco, 1987

Texto e imaxe aportados por Xose María Ferro, director do Museo Etnográfico Monte Caxado de As Pontes

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