No artigo anterior, D. Enrique falaba dun persoeiro moi coñecido no noso pobo, Xoquín das Herbas; neste de hoxe, fálanos doutro tamén moi sonado no seu tempo, Toribio Mamed Casanova, alias “Toribio”. Bandoleiro que tivo a súa zona de actuación por unha boa parte de noso concello, o de Mañón e o de Ortigueira.
Este personaxe de lenda, foi un dos escollidos para “As Pontes en pezas” e ten o seu mural na praza da Capela do Carme, onde se pode ver acompañado dunha pega, animal que dis que o avisaba da chegada da Garda Civil ou doutros perigos.
Esta obra foi realizada polo artista Nove Noel (Rianxo) entre os meses de agosto e setembro do ano 2020 nun lateral do grupo de vivendas Calvo Sotelo.
Como os anteriores tamén está recollido por D. Xabier Martínez e tamén recollido no galego que falaba D. Enrique, polo tanto non normativo.
TORIBIO MAMED CASANOVA
Mural de Toribio enfrente a la Capilla del Carmen
Voulles contar quen era Toribio Mamed Casanova, coñecido bandoleiro, que actuou entre os montes que están entre As Pontes e Ortigueira. A finais do século pasado e comezos do presente, tivo en medio de pánico á nosa comarca Toribio Mamed Casanova, de quen escribeu longamente o escritor don Ramón del Valle Inclán. Nesas datas sonaban en España dous bandoleros famosos. No norte Mamed Casanova, e no Sur (en Andalucía) Diego Corrientes. Mamed Casanova naceu na parroquia de As Grañas do Sor.
No seno dunha familia pobre, e foi un ladronzuelo desde pequeno. Era un diestro tirador, tíñalle medo á Garda Civil, pedía comida ou unha limosna sen agresividade., pero ó facelo co rifle na man tiña amedrentada a toda a comarca. Moveuse na zona entre As Pontes e Ortigueira. A súa captura ocurreu no ano 1902 con unha emboscada que lle preparou o entón Cura do Freixo, don Basilio Poupariña. Este cura tuvo preparado na casa dous guardas civiles escondidos nun local, o lado do pasillo que tiña na entrada da casa, no patio de abaixo, e máis dous paisanos. Saleu a moverse por alí, coñecendo que estaba movéndose por alí Mamed Casanova. Toribio pideulle unha limosna, el díxolle que lle daba a merenda, que viñera merendar á casa rectoral.
El sospechou xa a emboscada, pero ó final, titubeando, accedeu vir comer á casa rectoral. O cura tíñalles posto como contraseña ós guardias, e ós dous paisanos que tiña para apresalo que daría un zapatazo, ou un taconazo no chan. E díxolle a Toribio que comera, que el que tiña frío ós pés, que se ía a mover un pouco. Deu o tocanazo no chan, e abalanzáronse encima del os dous guardias e os dous paisanos.
Entablouse unha pelea descomunal na que o mismo Toribio fireu un guardia. E un gurardia disparoulle causándolle ferida grave. Entón Toribio deuse por vencido, e el mismo pideu confesarse co cura, a pesar de que lle fixera esta faena. Esto quere dicir que Toribio, a pesar de ser un bandoleiro, era un home crente.
A xusticia tiña prometida unha recompensa a quen lle fixera a capatura, e ó ser o cura, entón a reina de España María Cristina de Ausburgo, viuva de Alfonso XIII, premiou a este señor cura, facéndoo capellán da Casa Real. Despois de facerlle as curas, el non morreu no momento, foi de presidiario a Ceuta, donde botou moitos anos, e ó final, cando ía vello, xa deixárono libre, e volveu por aquí, dice a xente que viña en plan de mendigo, xa vello e achacoso.
Texto e fotografías aportados por D. Xose María López Ferro, director do Museo Etnográfico Monte Caxado de As Pontes coa aprobación de D. Javier Martínez Prieto, sacerdote actual da UPA de Ortigueira a quen agradecemos o seu traballo e colaboración.
He aquí el contenido de un vídeo subido hace poco a Facebook por un seguidor del movimiento negacionista que grabó su enfrentamiento en la calle con el periodista de un gran rotativo, encargado de cubrir la información sobre las medidas sanitarias contra la Covid-19. Reproducimos aquí lo que le dijo el negacionista al periodista, sustituyendo con asteriscos las palabras malsonantes:
«Al * tu periódico de *, eres un * de periodista, si no dejas tu trabajo voy a ir a por ti, eres un * de la agenda globalista de *, por eso vas disfrazado…»
A la vista quedan todo el desprecio y la rabia que expresan estas palabras. No son nuevos, en absoluto. Lo que sucede es que los medios de comunicación social les han abierto el camino en democracia. Este mismo periodista recibía, tiempo atrás, un mensaje de texto con las siguientes palabras:
«Tienes que pasarlo mal cuando arrancas tu coche cada mañana»
Estas palabras iban acompañadas con imágenes de pequeños explosivos. Muchas otras personas de la vida pública podrían aportar testimonios de intimidación parecidos ¿Qué significa todo esto?
Es desde este contexto cómo quiero acercarme al evangelio de Lucas. Recordemos que Jesús nos previene de juzgar a los demás, pues, como él mismo dice, «la medida que usemos la usarán con nosotros». A estas palabras del Maestro siguen unas imágenes a modo de parábola en el evangelio de Lucas. La primera de ellas es la de un ciego guiando a otro ciego. El resultado es catastrófico. Ciego es, en este contexto, el que juzga a otro, o sea, el que pretende guiarlo por el buen camino. La segunda imagen es la de la relación entre un discípulo y su maestro. El discípulo no está por encima de su maestro. Quiere decir esto que es un ciego. Un maestro deberá guiarle hasta que él mismo pueda convertirse, a su vez, en maestro o guía de los demás.
La tercera imagen intenta explicar en qué consiste la formación a la que deberá someterse el discípulo. No podemos juzgar sobre la mota en el ojo ajeno mientras no descubramos la viga que tapa nuestro propio ojo. Pero, ¿cómo descubrir la viga que tapa nuestro ojo? Una cuarta imagen nos da la respuesta: la imagen del árbol y su fruto. El fruto, que es el juicio, brota del árbol que es la persona. Así como un árbol da fruto diferente, según que sea bueno o malo, buenas personas serán las que juzgan bien y malas las que juzgan mal. La expresión esencial es aquí «el tesoro de su corazón». En la mentalidad judía el corazón es la sede de las emociones, las inclinaciones, la reflexión y la acción. Todas las conductas humanas dependen del corazón. Es en él donde encuentra su lugar la Palabra de Dios, capaz de transformarlo. Por eso cabe concluir: «de la abundancia de su corazón habla la boca de una persona».Todos los juicios sobre los demás son, pues, reflejo del corazón, es decir, del ser profundo de una persona.
Lucas ha juntado, en realidad, diversas palabras de Jesús. Pudo haberlas encontrado en esa fuente común que los biblistas llaman «documento Q». También Mateo debió de conocer esa misma fuente. Es interesante notar cómo recurre Mateo a las mismas imágenes y expresiones pero dispersandolas a lo largo de su evangelio para poner de relieve otras cuestiones importantes. Lo que nos interesa ahora es lo que Lucas, como pastor, quiere hacernos comprender acerca de la palabra de Jesús: no podemos guiar de verdad a los demás -lo que supone emitir juicios- si no hemos puesto primero nuestra vida humildemente a la luz. Y esto solo es posible gracias a la transformación del corazón, un corazón capaz de ver las cosas como las ve Dios. Solo así dejaremos de ser ciegos guiando a otros ciegos.
En el evangelio hay mucho más aun ¿Cómo poner nuestra vida a la luz? El evangelio nos habla de la relación entre un discípulo y su maestro y de cómo tiene que formarse un discípulo para llegar a ser como su maestro. Pero hay otra manera mucho más corriente de buscar la luz: ver la mota en el ojo ajeno. Vemos, sin duda , carencias en el otro. Sus diferencias nos ofenden, sus defectos nos irritan …su incomprensión nos frustra. Gracias a su diferencia nos damos cuenta de la nuestra. Gracias a sus carencias advertimos las nuestras. Gracias a la mota en su ojo vemos la viga en el nuestro. Con otras palabras, no podemos nacer a nosotros mismos sin alguna especie de conflicto. La vida de Jesús está marcada por una sucesión de conflictos. Su muerte en la cruz es consecuencia de su último conflicto, que se ha acabado convirtiendo en fuente de vida. El conflicto puede ser tanto fuente de muerte como de vida. Cada vez que tropiezo con una actitud o palabra que considero equivocada o, incluso, hiriente, ¿no debería ser mi primera reacción la de preguntarme si tal actitud o palabra no serán el reflejo de algo que hay también dentro de mí? Es el impacto del conflicto lo que me puede ayudar a evolucionar. Yo mismo soy el resultado de todos los conflictos que he vivido. Cada vez que he tomado posición ante cada uno de ellos he ido dándome a conocer.
La palabra en la vida social es reveladora de nuestra humanidad. No siempre es agradable. Podríamos censurarla, por supuesto. Algunos estados totalitarios no dudan en hacerlo. Pero la censura, ¿no acaba fomentando la hipocresía, enmascarando la realidad de las cosas? No se deben permitir, desde luego, los mensajes que incitan al odio y cuanto pueda ser destructor para la sociedad. Pero el rostro de Jesús que nos muestra Lucas es el de un ser humano abierto al conflicto y dispuesto a aprender de él. Y el conflicto empieza con la palabra que pone de manifiesto la identidad de una persona. Es el punto de partida de todo encuentro, de toda transformación.
Hay que darle a la palabra toda la libertad posible para que pueda revelarse el corazón de cada uno y cada cual pueda elegir quién quiere ser.
O artigo de hoxe fala de un home que eu coñecín na miña nenez e que lembro que ás veces paraba na miña casa para pedir (sen pedir) algo de xantar. Chegaba, non entraba nin chamaba. Había un pequeno “porche” que aínda conservan algunhas casas do Poboado, e alí tíñamos un pequeno banco. Nel sentábase, agardaba a que miña nai saíse e entón, miña nai, volvía a entrar na casa e sacáballe un prato do xantar que estivera a facer, un anaco de pan e un vaso de viño. El xantaba, sen falar nada, remataba, daba as grazas e íase.
A min dábame moito que ver a súa vestimenta, o seu gorro… e a súa persoa. Un home misterioso e máximo aos ollos dun neno.
Viñan moitos pobres pola porta pedindo, eran anos de pouco que comer para moita xente, mais ningún como “Xoquín das Herbas”.
Como o artigo anterior, está recollido por D. Xabier Martínez, tal e coma falaba D. Enrique, por iso o galego non é normativo e hai castelanismos polo medio.
E aclarar tamén que D. Enrique sitúa a data de falecemento de Xoquín das Herbas no ano 1958, e a lápida pon 29 de febreiro de 1960.
E, por último, dicir que outra das versións que circulan arredor deste personaxe é que era un brigadista italiano (das Brigadas Internacionais) e que tiña algo que ver coa Fundación Xoaquín Hervé. Mais todo está moi revolto a carón da súa orixe.
XOQUÍN DAS HERBAS
Imaxes de Xaquin das Herbas
Saúdos, a tódolos ointes de Radio Eume, un día máis está con todos vostedes un servidor, para falarlles desta vez dun personaxe moi coñecido polos arredores, e no mesmo As Pontes. Estoume a referir á figura de Xoquín das Herbas. Este home destacou pola súa personalidade estraña, un home misterioso, que se cree era un escapado da guerra. Foi unha persoa rara, case mítica, que resideu na comarca nosa dende a Guerra Civil ata o ano 1958 en que faleceu. Debido ó seu carácter cerrado non se puido coñecer a súa procedencia. Non era falangueiro. Non quería ser coñecido. Viveu ata o ano 1950 na Fraga do Eume, na Capela. Comía herbas e frutos silvestres que había na Fraga. De aí lle veu o mote de “Xoquín das Herbas”. Despois, ó sentirse xa vello e desfalecido, polo ano 1950, achegouse á vila de As Pontes, e merodeou na bisbarra, sempre ó descampado, nunca quixo ser acollido nas casas. Achegábase ás casas, poñíase xunto á porta, non pedía. Recollía un bocadillo ou o que lle daban. Tiña un espírito guerreiro, tanto no atuendo, na vestimenta que levaba, coma nos seus modales. El preparaba con cordóns as polainas nas pernas, preparaba unha gorra de visera a estilo militar. levaba tamén un morral ó lombo, e á maneira dun rifle, tamén un pau ó lombo. Por eso se supón que tiña que ser un escapado da guerra, o sea, do bando republicán, que ó perder a guerra a República, sinteuse perseguido i emboscouse na Capela e despois viveu aquí nas Pontes. I eso tamén se comproba na súa mirada que tiña, sempre de desconfianza. En As Pontes xurdeu a idea de que sería pontevedrés, pola destreza i especialidad que amostrou tallando pedra. Como os ollos saben, os canteiros de Pontevedra, os que son artesáns, na talla, no polimento da pedra de granito. En unha ocasión, en plan de broma, uns canteiros que estaban aquí reparando un edificio, mandáronlle que preparara un sillar de granito. En poucos minutos o preparou de maneira perfecta. Por eso que se supoñía que sería nativo de Pontevedra,. gozou de estima pero nunca aceptou residir nin ser acollido en ningunha vivenda. Finalemente apareceu morto na granxa de Eulogio Rivera, no Chamoselo, xa abandoada a Granxa, e donde percorría a dormir habitualmente.
Texto e fotografías aportados por D. Xose María López Ferro, director do Museo Etnográfico Monte Caxado de As Pontes coa aprobación de D. Javier Martínez Prieto, sacerdote actual da UPA de Ortigueira a quen agradecemos o seu traballo e colaboración.
Seguindo cos artigos publicados por D. Enrique, emitidos por Radio Eume, e recollidos por D. Xabier Martínez; seguimos hoxe co dedicado aos Persoeiros que deron nome ás nosas rúas. Aclaro, aínda que o fai tamén D. Xabier, que o galego non é o normativo, está recollido tal e como falaba e contén moitas palabras en castelán e outras castelanizadas (incluíndo xiros), máis está recollido como quedaron grabadas as entrevistas. Mais pensen que o importante delas é o contido, non a expresión.
OS PERSOEIROS QUE DERON NOME ÁS RÚAS DE AS PONTES
No ano 1996 don Enrique Rivera Rouco realiza para Radio Eume varios programas que adica, esencialmente, a contar a vida de varios persoeiros ponteses. Coma membro da comisión nomeada para poñerlle nome ás novas rúas da vila, quixo explicar algún dos motivos que xustificaban as decisións tomadas pola comisión.
Hoxe quixen recoller transcritos eses programas, respectando as formas de expresión do galego, coas que daquela o contou. É salientable o relato de Xoquín das Herbas, de Mamed Casanova, e das bandas de Neira e Vilariño, que operaron na zona despois da Guerra Civil.
Javier Martínez Prieto.
“Novas Rúas feitas ultimamente no pobo: Se levaron a cabo en col ós dous seguintes criterios: primeiro, os nomes otorgados con base nos apelativos tradicionais do paraxe onde están ubicadas esas rúas ou outra calquera circunstancia do lugar do seu emprazamento. E segundo criterio, a dedicación a persoas benfeitoras ou distinguidas deste pobo.
Principiamos polas denominacións segundo o lugar onde están situadas: – A “rúa da Cruz das Airas”, é a vía que une a ponte da presa de Alende coa Avenida da Habana, así era coñecido desde antigo ese paraxe, esa zona onde vai situada esa rúa.
– A “rúa da Cuiña”, é a que conduce hasta o lugar da Cuiña dende a Avenida de Lugo.
– A ”rúa de Pontoibo”, é a prolongación da Avenida de Villalba, dende a rúa de Celso Emilio Ferreiro ata as aldeas de Pontoibo.
– A “rúa da Costa”, é a que está proxectada dende os Chaos a Tras do Rego, pasando pola aldea da Costa.
– Continuamos falando da “rúa dos Chaos”, é a nova rúa que dende a Ponte dos Chaos, a ponte pequena feita alí frente ós Chaos, sigue ata este lugar, desembocando na rúa da Cuiña. Como que nesa aldea dos Chaos hai máis viviendas polo outro lado da rúa da Cuiña, incluso no vial aberto, debería chmarse este tramo “Chaos de Arriba”.
– A “rúa do Campo da Feira”, é a que sale da Avenida de Ferrol pola finca número 19 dende a nova plaza ou glorieta do Rego do Campo. Eleximos este nome en memoria do antigo Campo da Feira que en anos atrás abarcaba dende o Colexio Santa María e da Avenida da Coruña ata a Capilla do Carme. Nese espacio de terreo facíase a feira, por eso lle vamos a chamar rúa do Campo da Feira.
– “Rúa da Saúde”, é a ronda que vai dende a “rúa da Rectoral” ó taller SEAT, atravesando a “rúa de Orense”, con motivo de que se encontra alí o novo consultorio médico ou centro de Saúde.
– A “Praza e a rúa do Coireiro”, é o paseo que partindo da finca número 25 da Avenida de Villalba e seguindo cunha plazoleta sae á rúa da Capela. Suxerimos leve o nombre de “O Coireiro” para perpetuar o nombre primitivo da zona circundante ó edificio número dous da calle de Cabañas, que en tempos antergos foi almacén de cueros de animales, non existindo entonces ningunha vivienda no seu entorno, ese paraxe veuse chamando sempre con nombre de “O Corireiro”.
– A “rúa do Meidelo”, titulamos así á rúa recente que dende a Avenida das Campeiras, xunta ó Bar Ortegal, entronca ca rúa de Celso Emilio Ferreiro, e dámoslle ese nome con motivo de que os seus moradores son pertencentes, son oriundos do expropiado lugar do Meidelo na parroquia de A Vilavella.
Foto do parque de Lesneven
Persoas ilustres ou benefactoras do pobo, lembrar que esta denominación a fixo unha comisión municipal na que eu tamén participei. Son tres as rúas das que trataremos hoxe:
– A “rúa de Jesús María Bouza Vello”, “rúa de Juan José María Penabad López” e “rúa de Rita Rivera Chao”. Principiamos por a “rúa de Jesús María Bouza Vello”. Dedícaselle esta rúa que partindo da Avenida de Villalba a altura da Residencia de Endesa, termina na rúa de Álvaro Cunqueiro. Jesús María Bouza Vello, natural do Chamoselo en As Pontes, presidente do Centro Galego na Habana, creou en 1912, no Centro Galego a sección chamada de “Los Hijos de Puentes de García Rodríguez”, que tantos beneficios proporcionou ó noso pobo e comarca, construción e mantenemento de escuelas, axudas familiares, o novo cementerio, etc. Unha entidade benéfica e recreativa da que el foi entusiasta promotor e alentador.
– A “rúa de José María Penabad López”, é a que conduce desde a rúa do Monte Caxado ó Instituto, José María Penabad López naceu en As Pontes no ano 1928 na casa número 43 da actual rúa de Galicia, donde había un establecemento chamado Bar de Andrea, nome da súa avoa materna. Os avós paternos eran oriundos de Somede, e a avoa materna era de Roupar, os pais eran ponteses José María Penabad Dopico e Manuela López Vérez.
Cursou os estudios no Colexio dos Pais Maristas de A Coruña, donde conquireu a especialidade de periodismo. Empezou exercendo de corresponsal no diario “La Voz de Galicia”, pero enseguida se desplazou a América, donde se atopaban emigrados os seus padriños, que eran Lino Dopico e a súa dona. Alá no departamento de prensa de Nicaragua designárono responsable dunha axencia internacional de noticias e con ese motivo viaxou por grande parte do mundo. En 1954 o Ministerio de Comunicacións de Costa Rica, nombrouno director xeral de periodismo nese país, de Csta Rica, donde reside actualmente e donde chegou a ser propietario do principal diario costarricense. Sigue tendo afecto a este pobo seu e tratándose cos parentes e conocidos.
E xa por último, falamos da “rúa de Rita Rivera Chao”, é a rúa paralela, intermedia, entre a rúa de Ourense e a do Monte Caxado, e que desemboca na Avenida de Ortigueira frente ó Cementerio. Dedícaselle esta rúa en consideración a que donou en 1924 o terreo pa construir o actual cementerio municipal solucionando entonces, desta maneira, á parroquia, un importante problema ó estar totalmente saturado o cementerio primitivo detrás da iglesia parroquial. Doña rita Rivera falleceu viuda e sin descendencia. Era filla de Francisco Rivera e Antonia Chao, e naceu na casa número 21 da actual rúa de Alexandre Bóveda, e que entonces era a única vivenda existente naquel paraxe que se denominaba o lugar do Campo.
(Outro día)
Hoxe falaremos da “Praza de Carlos Fornos”, da “rúa do Marqués de Suances”, da “rúa de Sergio Rivera Chao”, “rúa de Frai Antonio José Prieto”, e xa por último do “parque de Lesneven”.
A “Praza de Carlos Fornos”, é o lugar onde se xuntan as rúas novas en “O Rego do Campo”, entre as rúas de Ferrol e a rúa María Pita. Dada a forma especial que presenta, pódese chamar, máis que plaza, unha glorieta. Dedícaselle a este señor por haber sido un leal benefactor do pobo, mostrando gran cariño polo pobo durante o tempo do seu mandato ó frente da Empresa. Don Carlos Fornos foi recentemente delegado de Endesa. Entre os xefes que a presidiron destacou pola súa sencillez e cortesía, así como sendo solícito en atender ós traballadores, e afanoso en apoiar os intereses e as melloras do noso pobo. Preocupado polo medio ambente, foi o impulsor dos xardíns que rodean a Central e do aumento das estacións de control de contaminación, control das augas, etc. Foi un dos iniciadores dos traballos de investigación arqueológica na Empresa.
Mesmo así foi animador da colaboración de Endesa co Axuntamento en prol do desenrolo de As Pontes. Entusiasta polos deportes, etc. Lamentablemente unha morte prematura en Outono de 1990 truncou a súa valiosa labor.
A “rúa do Marqués de Suances”, é a vía de tránsito dende a plaza de Carlos Fornos ata a rúa de Rita Rivera Chao, pasando por detrás do consultorio médico. Don Juan Antonio María de Suances y Fernández é merecedor da dedicación dunha calle. Viveu a súa niñez en As Pontes na casa número 21 da actual Avenida de Galicia, donde por motivos de salud se había retirado o seu pai que era un militar xubilado, e nesa casa falleceu. Don Juan Antonio despois chegou a ser Ministro de Industria no Gobierno de Franco e conservou cariño a este pobo da súa infancia.
Demostrouno na década dos anos 50 cando as autoridades de Ferrol tiñan conseguido instalar en Sillobre a nosa fábrica de abonos nitrogenados, a donde sería trasladado o noso carbón. Entón, sendo presidente do INI, ordenou que a fábrica fora erixida en As Pontes, dando movemento e auxe ó noso pobo. Iso significou o comenzo do advenimento de Endesa, de que Endesa decidira establecerse aquí. As Pontes débelle, por tanto, o seu primer engrandecemento, base do engrandecemento actual.
“Rúa de Sergio Rivera Chao”, foi un bienhec hor do pobo, donante do Campo da Feira, donde, ata hai poucos anos se realizou a feira de As Pontes, que alcanzaba dende a Avenida da Coruña, ata a Capela do Carme. Este señor era irmán de Rita Rivera Chao, á que se lle dedicou outra rúa por haber donado o terreo do cementerio. Foi home bienchechor do pobo. Era terrateniente. Deu moitos xornales, e deu vida ós, entonces, habitantes de aquí que vivían pobremente.
“Rúa de Sergio Rivera Chao”, foi un bienhechor do pobo, donante do Campo da Feira, donde, ata hai poucos anos se realizou a feira de As Pontes, que alcanzaba dende a Avenida da Coruña, ata a Capela do Carme. Este señor era irmán de Rita Rivera Chao, á que se lle dedicou outra rúa por haber donado o terreo do cementerio. Foi home bienchechor do pobo. Era terrateniente. Deu moitos xornales, e deu vida ós, entonces, habitantes de aquí que vivían pobremente.
“Rúa de Frai Antonio José Prieto”, é a que conduce dende a Avenida da Habana á rúa de Álvaro Cunqueiro, contigua ó grupo escolar da Fraga. Este señor é antepasado da familia Prieto Mosteiro. Naceu no casco antergo da Vila, e estudiou e ingresou na orde dos franciscanos, no 1750 emigrou a Perú, e asentado no colexio franciscano de Ocopa realizou a súa labor misioneira no corazón das serras entre Perú e o Ecuador, evangelizando as tribus denominadas dos Gíbaros. Este relato está contido na obra “Los gallegos y el nuevo mundo en la época Virreinal”, patrocinada polo Banco Pastor, e publicada no 1983, polo grupo Nono Art. Estos datos fidedignos, recollidos no Archivo de Indias de Sevilla, viñeron a aclarar a tradición oral de As Pontes, que contaba a existencia dun misioneiro nativo de aquí, aínda que non se recordaban máis pormenores sobre él. Consultado o parecer dun misioneiro actual de Perú, emparentado coa familia Amarelo de Cabreiros, a labor de Frai Antonio José Prieto tuvo que ser durísima, porque todavía hoxe esa rexión é selva inhóspita e para entrar nela hai dificultades de tipo xeográfico e humán. Dedícaselle esta calle, aparte de merecelo os seus traballos en prol de aqueles indígenas, por estar ubicada en terras que foron propiedade da súa familia, a zona de o muíño novo da casa Prieto.
O “parque de Lesneven”, é o situado entre a rúa de Sergio Rivera Chao e a Glorieta de Carlos Fornos, e o Canal Catro. Dedícase a esta vila francesa, polo hermanamento e intercambio cultural que vén facéndose entre esta vila francesa e As Pontes dende o ano 1991.
Texto e fotografías aportados por D. Xose María López Ferro, director do Museo Etnográfico Monte Caxado de As Pontes coa aprobación de D. Javier Martínez Prieto, sacerdote actual da UPA de Ortigueira a quen agradecemos o seu traballo e colaboración.
Él se llama Wang. Y ella, Sun Jing. Para poder sobrevivir, esta pareja ha tenido que dejar a su hija de dos años, Siting, en los brazos de su abuelo, el padre de Wang, y abandonar el pueblo, Dongfa, en su Manchuria natal. Desde allí se han trasladado a Dalian, quinientos kilómetros al sur: él, para trabajar en una mina de hierro, y ella en una fábrica de pescado procesado. Un salario de miseria por diez horas diarias de trabajo. Ella se queda a dormir en la fábrica. Él comparte con otros veinte empleados una vivienda de dos habitaciones. Ni una foto de su hija: se echaría a llorar si la tuviera. Una vez al año, la pareja regresa a Dongfa y entrega sus escasos ahorros al padre de Wang, para que puedan sobrevivir su hija y él. La niña se pregunta entonces quiénes son estos dos desconocidos. Y eso que se lo repiten: son papá y mamá.
La historia de esta pareja es como la de tantos miles de desplazados por los grandes movimientos de la economía mundial y las políticas nacionales. En todas estas gentes he pensado al recordar el evangelio:
«Dichosos los pobres, porque es vuestro el Reino de Dios»
Cuando la situación nos desborda, ¿qué nos queda sino este clamor por un futuro mejor?
Si no le prestamos la atención que merece, el pasaje lucano de las Bienaventuranzas puede acabar angustiandonos y culpabilizandonos:
«¡ay de vosotros, los ricos…!»
Es como si tuviéramos que sentirnos culpables por tener bienes y ser felices. O como si lo ideal fuera pasar hambre y estar tristes. Semejante interpretación carece, por completo, de sentido. El propio José de Arimatea, hombre de buena posición, es elogiado en los evangelios por su gesto de ofrecer a Jesús una sepultura ¿Cómo entender, entonces, las Bienaventuranzas?
La clave de interpretación es aquí una visión del ser humano como llamado a crecer sin límites. La vida es un movimiento incesante que solo se detiene con la muerte. Es propia de la vida una evolución sin pausa, una infinita capacidad de adaptación y de cambio hasta encontrar la respuesta adecuada. Y, una vez encontrada, la vida reanuda su marcha ante las nuevas preguntas que se le van planteando. La idea de la vida como un largo camino es importante en el evangelio de Lucas. En él vemos a Jesús de camino a Jerusalén durante diez capítulos (9, 51-18,14), mientras enseña a sus discípulos lo esencial de su doctrina.
¿Cuál es, entonces, el problema con las riquezas? Los bienes se vuelven un problema cuando detienen la evolución del ser humano haciéndole creer que ya lo tiene todo en la vida y que no necesita cambio alguno en torno suyo. Podemos recordar, en este punto, la historia de aquel joven rico que venía cumpliendo los mandamientos desde su infancia y que le preguntó a Jesús: ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna? Cuando Jesús le invitó a dar un paso al frente y a seguirle en su camino, el rico se desanimó, incapaz de dar el paso porque sus propias riquezas se lo impedían:
«¡Ay de los que ahora reís porque gemireis y llorareis!»
Pero no creamos que únicamente las riquezas pueden impedir la marcha hacia adelante y destruir la vida. También el miedo, de muchas maneras. Y la sed de poder. O el ansia de prestigio, tanto en el ámbito público como en el religioso:
«¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros…!»
¿Hay que bendecir, entonces, la pobreza? No necesariamente. Hay pobrezas que destruyen. Hay pobrezas que se transforman en rabia y amargura. Lo que hay que bendecir son las condiciones de vida que permiten vivir en plenitud y evitar todas aquellas ilusiones que acaban siendo trampas para los vivos. Hay que bendecir las condiciones que nos ayudan a seguir el camino y mantienen vivo nuestro anhelo de un mundo mejor. La pregunta es, pues: ¿en qué condiciones podemos seguir el camino? Por desgracia, a menudo cuando ya no tenemos nada que perder es cuando nos planteamos las verdaderas preguntas, dispuestos a dar pasos hacia adelante.
Es normal que un joven se ponga en camino hacia un mundo mejor. Jesús tenía treinta años cuando recorrió Palestina para hablarnos de un mundo mejor ¿Y nosotros? ¿Dónde estamos? ¿Somos capaces de acompañar a Wang y a Sun Jing? ¿Estamos en el camino de Jesús?
❤️ Con sólo usar 1 dedo, harás que miles de personas dejen de ser invisibles.
#ManosUnidasContraLaIndiferencia
🆘NUESTRA INDIFERENCIA LOS CONDENA AL OLVIDO
👩🏻⚖️Porque creemos que “la verdadera sabiduría supone el encuentro con la realidad” como afirma el papa Francisco, y en nuestra Campaña queremos reconocer la realidad para transformarla, estas son las cosas que denunciamos, a las que nos comprometemos y en las que ponemos nuestra esperanza…este es nuestro Manifiesto 2022.
Na Radio Local “Radio Eume”, D. Enrique fixo algúns programas que a súa vez foron recollidos por D. Xabier Martínez por escrito e que me pasou xentilmente no seu día para o traballo que fixen sobre a Obra de D. Enrique.
Con eles, D. Enrique, aportaba datos sobre monumentos, persoeiros… e outros acontecementos da nosa Vila.
O primeiro é sobre o monumento do traballador nos Sete Camiños e foi emitido no ano 1994.
MONUMENTO AO TRABALLADOR NOS SETE CAMIÑOS
“É unha escultura metálica que foi encargada polo “Axuntamento” e que se instalou aquí no Canal Catro para presidir a glorieta de o directos Carlos Fornos, director de ENDESA de feliz memoria e que morreu repentinamente hai tres anos. A escultura vai dedicada ós obreiros que traballaron aquí e que están traballando aínda en As Pontes. Ten unha forma triangular de 4 metros e medio de ancho por dez de alto. Foi construída na Coruña e transportada por unha grúa de 25 toneladas hasta onde está situada aquí.
O material co que se fixo é aceiro, bronce, cobre e outras aliaxes e foi feita polos artesáns irmáns Ramírez Casal. Agora vai ser iluminada con focos e adornada con arbustos selectos no seu entorno, tamén se lle vai poñer unha placa de metacrilato que leva a unha inscrición co motivo da obra. O texto desta placa di: “En lembranza de tódolos traballadores que exerceron algunha actividade na industria de As Pontes. Especialmente de cantos atoparon a morte no cumprimento da súa función”.
Así que, fáiselles unha especial función os que morreron, que foron moitos, principalmente na construción da segunda, da Gran Térmica. Non sabemos cantos serían porque moitos que non eran veciños de As Pontes, foron trasladados inmediatamente ás súas parroquias de orixe. Pero podemos pensar, que como mínimo uns trinta accidentes mortais que os houbo.
As decoracións que leva este monumento poden resultar estrañas, parecen debuxos pornográficos. Mais ben sendo así dende sempre nas obras dos artistas, dos que exercitan as belas artes, para destacar a persoa humana fronte a outros elementos acostuman representar á persoa espida. Neste caso a persoa atópase en loita coas máquinas, e as máquinas poden superala. Alí están debuxados elementos mecánicos asoballando ás persoas, incluso hai dúas imaxes copiadas do cadro “Guernica” de Picasso onde plasmou a preponderancia das armas da guerra sobre o ser humano. Mesmo así as esculturas da antiga Grecia e de Roma están representadas espidas, pero no con afán erótico, senón para apreciar a perfección lograda polo artista. En por iso que as figuras do monumento ó traballador non teñen contido erótico senón simbólico de como a máquina está eliminando a man de obra humana e ademais, moitas veces, causándolle a morte en accidentes.
En lembranza de todos os obreiros que houbo e que sigue habendo. Ogallá que siga moitos anos en actividade esta factoría, pois vai este monumento en lembranza de todos”.
(Enrique Rivera Rouco, Radio Eume 1994).
Texto e fotografías aportados por D. Xose María López Ferro, director do Museo Etnográfico Monte Caxado de As Pontes coa aprobación de D. Javier Martínez Prieto, sacerdote actual da UPA de Ortigueira a quen agradecemos o seu traballo e colaboración.
Cada vez que cuelgo el teléfono, después de hablar con mi madre un domingo a mediodía, suelo repetirme:
-bueno, ¡ya está! Hasta dentro de dos o tres semanas no volveré a llamarla.
Hablar con mi anciana madre, a punto de cumplir noventa años, me cuesta: repite siempre lo mismo, olvida todo lo que se le dice y cada vez sé menos de qué hablar con ella. Confinada en su residencia para personas mayores, es fácil comprender hasta qué punto se han reducido sus intereses. Por eso me pregunto cada día: ¿para que sirven unas conversaciones que acaban dando vueltas a lo mismo siempre?
Ya sé que mi madre espera estas llamadas. Mi sueño sería, sin embargo, muy otro: una conversación como la que tienen los amigos entre sí, cada vez que se abren uno al otro el corazón y se ponen a hablar sobre el misterio de la vida. Por desgracia, se abre un abismo entre nuestras generaciones y mundos respectivos. No hay posibilidad alguna de tal cosa.
Habrá muchos que estén pasando por una situación parecida a la mía. Es muy común en nuestros días. Habla de nuestra dificultad para comunicarnos, sobre todo cuando la vida y las circunstancias de cada uno nos han llevado por caminos diferentes. A mí me sirve de contexto para leer de nuevo aquel pasaje del evangelio de Lucas que solemos conocer como el de la «pesca milagrosa». Antes de referirse a la pesca, el relato en cuestión pone el acento sobre la Palabra de Dios y la necesidad de comunicación.
El relato lucano discurre en dos momentos. El primero alude a la predicación de Jesús: desde la orilla del lago predica a la multitud; ésta le deja tan poco espacio que decide subirse a una barca para seguir predicando. El segundo momento es aquel en el que Jesús pide salir a pescar lago adentro. El resultado es extraordinario. Para el propio Jesús será la ocasión de invitar a Pedro a seguirle y ser así, con él, pescador de hombres. El enlace que mantiene unidos estos dos momentos del relato es la palabra: la pesca milagrosa es el reflejo de la predicación de Jesús, a quien Pedro, Santiago y Juan quedarán unidos. Hay en esta palabra algo mágico. Las gentes se sienten atraídas por Jesús y le buscan. La pesca abundante simboliza, a su vez, el éxito que llegarán a alcanzar los discípulos de Jesús cuando sean ellos los predicadores de su palabra.
Esta primera lectura del evangelio apenas llegará a despertar nuestro interés. Nos habla de un mundo maravilloso, nada que ver con el nuestro: si Jesús ha triunfado, mejor para él, y, si han triunfado también Simón, Santiago y Juan, mejor para ellos ¿Qué nos importa a nosotros? Solo si volvemos a leer un poco más a fondo este relato podremos entender mejor su sentido ¿Nos hemos preguntado alguna vez de qué podía hablar Jesús para atraer tanto a la gente? ¿De moral, acaso? En absoluto. Poco antes, Jesús había dado comienzo a su ministerio en la sinagoga de Nazareth leyendo de nuevo al profeta Isaías y anunciando que acababa de empezar un tiempo en el que los esclavos iban a quedar libres, los ciegos iban a ver, los oprimidos se verían liberados de su opresión y todos podrían disfrutar de un año de gracia ¿Cómo reaccionaría cualquiera de nosotros si oyera algo así? Ahora podemos comprender por qué la gente acabó acudiendo a Él en tropel, llevándole sus enfermos y endemoniados para que los sanara y dejara libres. Una palabra que devuelve la vida es capaz de poner en pie a la gente. Pero, ¿cómo tener una palabra que devuelva la vida?
Sigamos leyendo el evangelio. Ya conocemos la escena. Jesús le pide a Simón que lleve la barca lago adentro para echar las redes. Ya lo habían hecho, la noche anterior, Simón y sus compañeros, sin éxito alguno. Pero ahora llega un momento decisivo. Simón le dice a Jesús:
«Porque tú lo dices voy a echar las redes»
Lo que Simón quiere decir es, más o menos, esto:
«La experiencia me enseña que es inútil pero, ya que tú me lo pides y como yo creo en ti, voy a hacer lo que me pides»
Lo que sigue ya lo sabemos. Pero hay otro momento en el que vale la pena fijarse: el de la reacción de Simón:
«Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador»
No podemos entender esta reacción de Simón si no admitimos, como hacen muchos biblistas, que el contexto originario de este relato es el tiempo después de Pascua, esto es, después de que Simón haya renegado tres veces de Jesús. Dicho de otro modo, ¿cómo es posible que yo, siendo como soy el primero en faltarle el valor y en sucumbir a múltiples tentaciones, pues no soy nada parecido a un héroe, haya sido llamado a dar una palabra capaz de suscitar la vida? Y, si fuera al contrario…Por haber metido la pata una y otra vez, por haber llorado y haberme arrepentido después, es por lo que ahora puedo hablar de la vida y tener un corazón que late al ritmo de los demás.
Tras esta lectura, ¿no vemos ahora hasta qué punto el evangelio nos concierne directamente a nosotros? Todos sabemos, en el fondo, qué es lo que les da vida a los demás, estén cerca o lejos de nosotros. Por pura intuición sabemos todos lo que necesita cada uno. El evangelio nos enseña que es dando vida como ponemos en práctica el mensaje de Jesús. Pero hay un problema: no siempre vemos los frutos, como cuando echamos una red al mar; además, ¿quién soy yo para compararme con Jesús? Precisamente yo, cuya lista de errores en la vida no para de crecer…Aquí llegamos a un momento decisivo para nosotros: ¿estamos dispuestos a decir, como Simón: «porque tú me lo pides lo haré»? Yo no tengo la impresión de haber sacado gran cosa en limpio pero voy a mantener abierta la comunicación.
Para terminar, me gustaría volver a mis conversaciones con mi madre. Como la red que se echa a un mar desconocido, es casi imposible calcular por entero el fruto de una conversación ¿Y mi palabra? ¿Suscita de verdad la vida? ¡Quién lo sabe! Hay algo, sin embargo, de lo que puedo estar seguro: al aceptar estas conversaciones, la palabra me transforma a mí. No podemos suscitar la vida si no entramos primero nosotros en ella. Si, al menos, no tenemos fe.