Viernes 17 de Junio
Como cada viernes, empiezo el culto dominical en la parroquia de Pacios de Castro de Rei. Es viernes pero nos imaginamos que es domingo. Hay lugares donde el tiempo no pesa. Todos los dias corren ligeros, impulsados por la fuerza de la costumbre, que les da alas por si quieren volar. Y ya lo creo que quieren. Parece que fue ayer y es mañana.
Hay solo un lugar en esta parroquia donde el tiempo intenta detenerse. Donde recoge sus alas y hace pie sobre la tierra. Ese lugar es precisamente su iglesia. Allí acuden pocos pero asiduos. Escuchan con atención la misa, más que la oyen. El cura se permite con ellos cierta libertad en las palabras. Es lo que pasa cuando uno se siente escuchado: que dice más de lo que pensaba decir.
Acabada la misa nos pasamos en el atrio casi una hora, a veces, cuando no llueve. Allí hablamos de lo divino y lo humano. Sobre todo, nos reímos juntos. Es nuestro momento de la semana. Huelen a bálsamo esos breves instantes que se prolongan en la calma de la tarde. Desde ellos miramos la vida que nos queda como si ya no pudiera ofrecernos nada mejor: un tiempo para disfrutar.

Texto escrito por V.M.P.