Seguimos cos artigos de D. Xabier publicados na páxina web de Amigus, neste caso trátase dun documento que D. Enrique transcribe sobre os abusos (en tributos abusivos) do Señor de Lemos sobre os veciños de As Pontes.
RECUPERANDO DATOS DE AS PONTES SEGUNDO D. ENRIQUE RIVERA ROUCO
Na Asociación de Estudos Históricos e Sociais “Hume” contamos con escasas copias de algúns dos poucos apuntes que Don Enrique Rivera Rouco nos deixou. De cara a que podan estar ó alcance de todos paso a facilitalos en entregas semanais á web de amigus Nesta ocasión trátase dun documento que deixa constancia dos tributos abusivos que debían pagar os veciños de As Pontes ós Lemos, e de como estes se rebelaron mediante este documento e a través do cura da parroquia. Queda constancia de moitos de estes cobros tamén nos libros da Confraría do Santísimo no fondo do Arquivo Diocesano de Mondoñedo.
Xabier Martínez
Transcrición de D. Enrique Rivera Rouco a un documento de 21 de novembro de 1756 (propiedade do Arquivo Diocesano de Mondoñedo):
“En la Villa de las Puentes de García Rodríguez, a veintiún días del mes de Noviembre del año de mil setecientos cincuenta y seis, ante mi Notario y Testigos que aparecieron presentes Fernando Antonio de Bouza, Joseph (ilegible) y demás Testigos de Ella, por los que dijeron que presentan Caución ante la forma en que obran -vuestros valedores- y todo lo por ellos hecho, que requiere la expuesta obligación de que sus súbditos le hagan información, dijeron que por cuanto toda esta jurisdicción tiene cargado a su impuesto, de la Excma. Condesa de Lemos, los derechos de Alcabalas por los que esta Villa y Feligresía pagan cierta cantidad de maravedíes, en dos plazos cada año. Como dichos derechos tuviesen efecto (afectasen) a la Cofradía del Stmo. Sacramento, el Cura de dicha Parroquia (D. Faustino López-Santomé y Aguiar), respecto a la costumbre inmemorial de cobrar Alcabalas, de los cuales en toda esta Feligresía siendo (los Cobradores) de fuera de ella venden vienen raíces a cualquier género de personas; por lo mismo, en el mejor modo, vía y forma en que haya lugar, y de mandato de los Mayordomos -en nombre de la Cofradía del Smo. Sacramento: Bonifacio do Barro, Mayordomo actualmente de esta Feligresía para las citadas Alcabalas hasta el año setecientos setenta y cuatro inclusive- (ilegible) aplicando un porcentaje según especifica (ilegible) concede poder al Bonifacio y demás Mayordomos para cobra las Alcabalas otorgar recibos y recurrir a los Tribunales con amplitud de poderes (ilegible)”.
Anotaciones al texto dejadas por Don Enrique: – Acta notarial dirigida a la Condesa de Lemos en protesta por los abusos de los Exactores del tributo de “Alcabalas” que antes si vendían bienes raíces de los Colonos. – El documento informa a la Condesa de una decisión del Pueblo de Puentes, representado por su Párroco, Mayordomos de la Parroquia y Testigos comparecientes: 1) – Acuerdan que los Vendedores coticen el pago correspondiente a los bienes enajenados. 2) – Se conceden atribuciones a los Mayordomos para efectuar esos cobros, expedir recibos y defender esta postura ante los Tribunales.
NOTAS: 1) – La entonces Condesa de Lemos, Dueña de Puentes, era Dª Rosa de Castro, sobrina y heredera de D. Ginés de Castro, undécimo Conde de Lemos. 2) – Alcabala era un tributo por todas las operaciones de permuta o enajenación de bienes. 3) – Caución era recurso de providencia para que no sucediera un daño. 4) – Siguiendo la costumbre de entonces, el Notario redactor de este documento no consigna su nombre sino la divisa “en testimonio de verdad” y su rúbrica de rasgo característico. 5) – El documento posee una nota marginal al lado del sello (de Fernando VI), con distinta tinta, que dice: “No tiene aprecio ni merece consideración”.
Nota insertada después por algún cómplice o simpatizante de los informales cobradores de “Alcabalas” (se nota en el estilo contundente de la frase).
El documento es de inestimable valor, ya que responde a un auténtico problema de abuso y opresión sufrido por nuestro Pueblo de Puentes en 1756.
Fdo. Enrique Rivera Rouco
Texto e fotografías aportados por D. Xose María López Ferro, director do Museo Etnográfico Monte Caxado de As Pontes coa aprobación de D. Javier Martínez Prieto, sacerdote actual da UPA de Ortigueira a quen agradecemos o seu traballo e colaboración.
Novo artigo de D. Enrique na Revista das Festas Patronais, correspondente ao ano 1972 e que leva por título “LA EXTINCIÓN DEL DOMINIO FEUDAL EN PUENTES” e no que se atopa algo curioso que é un debuxo de como sería a nosa Vila no século XV.
Este debuxo está incluído no seu borrador do libro que temos no Museo Etnográfico e non aparece no libro editado de “HISTORIA DE PUENTES DE GARCÍA RODRÍGUEZ” do ano 1976 e no que si aparece un cadro de D. Raúl Otero Formigo, “de la entrega da altiplanicie del Eume a D. García Rodríguez” e que está baseado neste debuxo.
Con algún erro ao me humilde entender, pois penso que o castelo non sería tan grande e estaría situado máis atrás, pois a rúa San Xoán sería a rúa orixinaria da Vila e no debuxo non aparece; aparecen os ferros na ponte, e son posteriores… e algunha cousiña máis. Mais está logrado, representa o inicio da nosa Vila a carón do río Eume e, na súa orixe, puido moi ben ser algo semellante.
No artigo, D. Enrique, fálanos da extinción do dominio feudal nas Pontes, proporcionándonos detalles da mesma.
ANO 1972 LA EXTINCIÓN DEL DOMINIO FEUDAL EN PUENTES Por D. Enrique Rivera Rouco – Presbítero.
La planicie de Puentes de García Rodríguez ha sido uno de los parajes más preferidos por el hombre prehistórico y por los Celtas, como prueban las abundantes “medoñas” y “castros” en ella existentes.
Asimismo fue objeto de la ambición de los señores feudales y, desde antaño, sigue siendo lugar especialmente elegido por los forasteros para veranear y participar en sus fiestas patronales.
Nada de extraño tienen estos hechos si tenemos en cuenta, por una parte, las características temperamentales de los habitantes,, en que caben destacar: la sencillez y mansedumbre así como la acendrada hospitalidad para con los visitantes, y, por otra, el suave clima atlántico de que disfruta y el paisaje de ensueño que le engalana.
En efecto, la Villa de Puentes levanta la frente en un valle extenso, muy alegre y pintoresco, con frondosas arboledas, tupidos trigales y floridos campos, surcados por el Río Eume y varios arroyos que le saludan y se zambullen en su regazo, formando un bello conjunto, al que contribuyen la risueña perspectiva que ofrecen el antiguo y los modernos caseríos y las aldeas circundantes, resaltando sobre el verde follaje de que está cubierta tan pintoresca campiña; desparramadas en las tres dimensiones del espacio, son como brisa que siempre impulsó las cuerdas de la lira bucólica de nuestros poetas y que infundió los ánimos sensibles.
Llevan en su memoria los aconteceres de muchas centurias; los recuerdos de nuestra antigua nobleza y los episodios de la vida de muchas generaciones (“cada corredoira túa mil segredos ten de amores”) Mas, ante el riesgo de que este pobre trabajo sea excesivamente prolijo, ciñéndonos al enunciado del tema, diremos que nuestro Valle también fue esclavo del feudalismo, de aquel sistema de organización político-social de la Edad Media, de origen germano, al que definieron los historiadores: “la desventura de nueve siglos”, cuna de las sociedades modernas capitalistas, ya que organizó a Europa y determinó su estado durante mucho tiempo y que vino a ser algo así como la servidumbre del pueblo y el decaimiento de la autoridad de los reyes.
Así pues, durante el largo período desde el siglo XIV al XIX, fue Puentes una posesión feudal, perteneciente a la Provincia de Betanzos y que constituía una de las seiscientas cincuenta y seis jurisdicciones o cotos que integraban el antiguo reino gallego.
El señor feudal era la máxima autoridad, un poco contrarrestada por la magistratura municipal, apoyada por los reyes, quienes, al ver menguado su poder con el feudalismo, buscaron como contrapeso la importancia del elemento popular estableciendo la autoridad municipal de los concejos (prolongación de las curias de los romanos y de los “concilium” de los godos); el Concejo de Puentes era presidido por un Alcalde Mayor nombrado directamente por el Rey (de ahí el título de “Constitucional” que lleva nuestro Ayuntamiento), varios Oficiales Menores de gobierno y de Justicia y un Corregidor, normalmente nombrado por el señor feudal; si bien, los cargos de Alcalde y Corregidor estuvieron casi siempre unificados en la misma persona; así, en 1.798, Don Blas Antonio Pita da Veiga, vecino de Gondré, era “Juez y Justicia Ordinaria, Merino y Alcalde de Puentes”.
El local o sede de dichas funciones era el edificio número 1 de la Plaza de la Iglesia (hoy remozado). Centrándonos en el tema, mencionaremos brevemente el número de dueños feudales que hubo de soportar nuestro Pueblo: Fue el primero D. García Rodríguez de Valcárcel, nieto de Nuño de Andrade, quien recibió el citado feudo en 1375, merced del Rey Enrique I, construyó el puente viejo (el de los hierros) y la fortaleza, ante la cual fue apareciendo la primitiva Villa y la nave mayor de la actual Iglesia (construida en 14441).
Nos referimos a su principal castillo que, ubicado en la finca de Perfolla, dejó de ser habitado a partir del año 1600 y, entrando posteriormente en ruina, fueron utilizadas sus piedras en al construcción de las casas y del campanario de la Iglesia Parroquial.
Hasta el 1420 D. García Rodríguez perdió este feudo y sus fortalezas por orden de Enrique III, quien lo permutó al Sr. Andrade a cambio de unos barcos que necesitaba y que no tenía el García.
Era D. Fernán Pérez de Andrade familiar de nuestro Sr. Feudal, pero su temible enemigo y rival; inició una poderosa dinastía, con el título de Condes de Andrade y de Villalba, que dominaron nuestra tierra durante un siglo; mas, por el año 1540, como consecuencia de parentescos y falta de sucesión, la Casa de Andrade pasó a la de Lemos; desde entonces hasta finales del siglo XVIII nuestra Villa dependió del Señorío de Lemos, el principal condado de Galicia.
Nació dicho condado en 1366 al recibir tal título el Sr. Hernán Ruíz de Castro (siendo ya Conde de Trastamara), a quien sucedieron: Rodrigo de Castro Osorio, Fernando Ruíz de Castro; etc. hasta Ginés de Castro, que murió sin sucesión a fines del siglo XVIII, disolviéndose también este gran Condado.
Eran estos Condes, al mismo tiempo, Virreyes en el extranjero, por eso el escudo de Puentes ostenta una corona de virrey sobre el conjunto formado por los dos antiguos puentes y el castillo.
Durante el largo mandato, de dos siglos y medio, que sobre nuestro pueblo ejerció la Casa de Lemos, nuestros antepasados cotizaban una renta anual, bastante elevada en aquel entonces; más de cien reales, en total, y sufrieron la opresión y menosprecio típicos del feudalismo. Al desmoronarse la Casa de Lemos se inicia la terminación del dominio feudal en Puentes (objeto de este trabajo y que trataremos más detalladamente).
La falta de sucesión obligó a este Condado a fusionarse con el Ducado de Alba de Tormes, cuyos duques son procedentes de D. Fernando Álvarez de Toledo, quien recibiera tal título, en 1439, por gracia de D. Juan II.
Por esas fechas (finales del sigo XVIII) era duquesa de Alba Dª María del Pilar de Silva (la 13ª Duquesa); no dejó descendencia, por eso le sucedió, en 1802, su sobrino D. Carlos Miguel Stuart Fitz James Silva Álvarez de Toledo, Duque de Berwick y Liria, unificándose los tres ducados hasta la fecha, en que ostenta dicho título D. Luís Martínez de Irujo Artacoz, Presidente del Instituto de España.
El Valle de Puentes fue divido en dos posesiones: una correspondiente a los sobrinos de la última Condesa de Lemos (Ginés de Castro) y la otra cayó en poder de la Casa de Alba, representadas aquí por los Sres. de Cora, siendo dominado desde entonces (1775) nuestro pueblo mediante los dos célebres “Vínculos”: el Vínculo de Castro (de Lemos) y el Vínculo de Cora (de Alba), (vínculo = conjunto de bienes, sujetos al perpétuo dominio de una familia).
Las posesiones del Vínculo de Castro ocupaban toda la parte N. E. de Puentes: desde el Caneiro al Chamoselo; comprendían cinco lugares: los dos de La Cuíña (trabajados por José Barro y Benita Ferreiro), el de Narón (por Gaspar Blanco), el de Los Chaos (por Antonio Rivera) y el de La Costa (por Luis Rivera).
Casi todo el resto del Valle pertenecía al otro Vínculo; decían los antepasados que “las cuatro salidas de Puentes eran de Cora”; comprendía los lugares de: Tras do Rego, Chamoselo, Cortes, el de Casimiro da Balsa, el del Fidalgo de Tras del Puente y el del Campo (este último ocupaba toda la parte nueva de la actual Villa, el Barreiro, Perfolla, el Poblado, etc. y tenía por casa la actual número 19 de la Calle Menéndez Pelayo, única entonces en aquel contorno).
Se hallaban intercaladas unas pequeñas colonias del Terrateniente D. Joaquín Romero, dueño de Gondré y de la mitad del Freijo; tales posesiones eran los lugares de Pena do Golpe (Loureiros), Casanova y la finca hoy llamada de “Canta la rana”, en Tras del Puente, esta última, que entonces denominaban “Obra Pía”, estaba destinada a sostener el pequeño hospital en aquellos tiempos existente en la plaza de su nombre (hoy de Cervantes).
La parte occidental de la planicie era un espeso bosque, en el que nuestros terratenientes solo cultivaron una zona del Portorroibo, que dependía directamente de la Esposa del Conde y que por eso la denominaban “Varosa” o finca de la Varonesa.
Dicho sea de paso que la aldea de Vilavella no fue parte del feudo, por existir como propiedad particular cuando D. García Rodríguez tomo posesión. Dicha aldea es, por tanto, muy antigua; de ahí su nombre. La Iglesia que posee, de líneas románicas, denota mayor antigüedad que la de Puentes.
Asimismo también era del dominio particular la finca de la Iglesia, que procediendo de una antiquísima fundación, hallábase ubicada en la zona del Carmen, con la casa y Capilla propias y comprendía un amplio polígono (desde el Grupo Calvo Sotelo al riachuelo “Rego do Campo”, de más de cuatro hectáreas hasta la “desamortización” de Mendizábal en que fue usurpada.
Así estaba constituida en Puentes la denominación feudal en su última época, cuya decadencia se verificó en tres etapas o sucesivas efemérides que determinaron su extinción:
a) – El aforamiento de los vínculos, en 1828,
B) – Las transacciones de los mismos, a finales del siglo, y
c) – La redención de los “foros” en 1927.
Constituyó, por tanto, el primer golpe contra la opresión feudal la Real Orden de Fernando VII, en que obligaba a aforar todos los “vínculos” y “mayorazgos”. Consistía esta operación en ceder perpetuamente al inquilino el “dominio útil” de la propiedad, gravado por un canon foral, quedándose el terrateniente con el “dominio directo” y también con el derecho de percibir el canon y el derecho de “laudemio”, en virtud del cual, si el inquilino deseare vender su dominio útil, tendría preferencia el Señor, al que debían avisar con dos meses de antelación, y, no queriendo comprar, percibiría la décima parte; todo ello so pena de volver a constituirse en dueño absoluto.
Desde entonces los lugares de Puentes se llamaron “foros” en vez de “colonias”, como les denominaban anteriormente. Las propiedades del Vínculo de Castro fueron aforadas por el dueño, D. Joaquín de Castro, el 6 de Marzo de 1828, ante el escribano lucense, D. Antonio Estévez.
El canon foral que hubieron de pagar anualmente desde entonces cada uno de los inquilinos constaba de cuatrocientos reales, un carnero (valorado en cuarenta y ocho reales) y seis libras de manteca (valoradas en otros cuarenta y ocho reales).
En la misma fecha fue aforado el otro Vínculo y en análogas condiciones, por el dueño, D. Esteban Cora. Estos dominios o usufructos fueron inscritos, unos años después, en el Registro de la Propiedad de Ortigueira, en el tomo 60, libro IV correspondiente al Ayuntamiento de Puentes.
Con profunda satisfacción nuestros antepasados se sintieron dueños de algo y con alguna personalidad, ya que hasta entonces solo fueran esclavos servidores.
Hacia finales del siglo XIX, hallándose nuestros terratenientes aquejados por problemas económicos, decidieron enajenar sus posesiones de Puentes. El Vínculo de Castro fue comprado por D. Antonio Castro Pérez, vecino de Castro de Rey (Lugo) y el Vínculo de Cora lo compró D. Sergio Rivera Chao, vecino de Puentes, en el Lugar del Campo. El primero siguió el sistema de arrendamiento foral, pero con mayor benignidad y humanismo que los anteriores. D. Sergio Rivera, “el hombre rico de la comarca”, explotó y benefició sus amplias propiedades del lugar del Campo, para lo que contrató los vecinos de Puentes, a quienes pagaba buenos jornales, con él experimentó el Pueblo de Puentes un amo vecino, justo y amable.
En la primera década de nuestro siglo, D. Sergio compró las minas de hierro de Villaodrid, uno de los principales criaderos de España que llegó a producir trescientas mil toneladas anuales, para cuya explotación fue vendiendo su gran propiedad de Puentes pasando ésta a los vecinos compradores, finalizando así el dominio feudal del Vínculo de Alba.
Se comenzaron a construir entonces las casas de la Avda. del Generalísimo y de la Calle Magdalena (antes solo existían las tres antiguas calles del Pueblo viejo y unas muy pocas casas en al Calle de José Antonio).
Quedaba como resabio del feudalismo, el otro Vínculo (el de Castro), con sus cinco lugares, que feneció en 1927 con el decreto del Jefe del Gobierno, D. Miguel Primo de Rivera, en que obligó a redimir los “foros” a favor de los inquilinos, por precio de tasa (el cuatro y medio por cien del valor estimado pro la Comisión Provincial). Con ello, los colonos pasaron a ser propietarios de una vez para siempre.
Así pues, el 13 de Julio de 1927, la entonces propietaria del mencionado Vínculo, Dª Consuelo Castro Penabad, vecina de Castro de Rey, efectuó la redención ante el Notario Lic. D. José Diez del Corral y Bravo, de Lugo, percibiendo la indemnización legal que importó por cada lugar 2.755,55 pts., con lo cual se extinguió definitivamente la dominación feudal en nuestro Pueblo.
Tal ha sido, en síntesis, la trayectoria del feudalismo en nuestra amada tierra y su decaimiento en fecha no lejana.
Puentes posee, por tanto, detrás del gran auge e industrialización actuales, una brillante historia de paz y valores humanos con su Nobleza y servicio a los Reyes.
Es hoy un pueblo próspero y floreciente, si bien heterogéneo debido a la creciente inmigración de los últimos años; mas no por eso pierde sus virtudes hospitalarias; sigue siendo el Pueblo humilde y pacífico donde la Naturaleza vistió sus mejores galas.
¡¡¡Viva Puentes!!!
Texto e imaxe aportada por Xose María Ferro, director do Museo Etnográfico Monte Caxado de As Pontes
Na Revista das Festas Patronais do ano 1975, atopámonos cun artigo de D. Enrique relacionado, en certo xeito, co publicado a pasada semana que se lembran levaba por título A CRISIS DO ENTORNO RURAL DAS PONTES. Este de hoxe é ACTUALIDAD DEL AGRO DE LA COMARCA DE PUENTES e nel, D. Enrique, primeiro fai un análise das características climáticas e do chan pontés, para logo analizar a situación do noso agro e aportar algunhas posibles solucións.
D. Enrique nacera no seo dunha familia labrega e sabía o que era o traballo no campo, coñecía o esforzo que había que facer para obter unha colleita, sabía en que condicións se traballaba, coñecía a terra, sabía que produtos podía dar e sabía, tamén, que os sacrificios eran moitos para obter ben pouco. Era unha vida de subsistencia, sen beneficios, a do labrego pois os métodos de produción seguían a ser os de toda a vida, sen modernizar.
Ano 1975
ACTUALIDAD DEL AGRO DE LA COMARCA DE PUENTES
Por D. Enrique Rivera Rouco
Paralelamente al auge industrial de nuestra Villa contrasta el desnivel económico y humano del restante Municipio, que vive pobremente a pesar de ser una zona rural rica en las condiciones naturales de que está dotada; alcanza la extensión de 153 km. cuadrados de territorio que, aunque accidentado en su mayor parte, posee óptimas aptitudes ganaderas y agrícolas, pues se trata de un suelo idóneo para rendimientos satisfactorios si se usaran métodos apropiados de producción.
Su clima es templado; alcanza en Enero 21º de temperatura máxima y 1º de mínima; y, en Julio, 37º de máxima y 1/5º de mínima. La presión atmosférica suele ser del orden de 739,7 mm. Hg. máxima y 708,2 mm. Hg. mínima.
Lo fertilizan superabundancia de manantiales, a la par de las frecuentes lluvias (acostumbra a llover un promedio de 13 días en Enero, 16 en Marzo, 6 en Julio y 16 en Diciembre).
El suelo en sí, aunque poco humificante es ácido y depara un rendimiento de primer orden tratándolo con compuestos de Potasio y Fósforo. Son altamente fértiles los valles, como los de Merlán y Sucadío en El Freijo; Calvela en San Mamed; Gondré, Veiga y los alrededores de la Villa en Puentes; etc.
Formados por sedimentación, contienen el 8% de materia orgánica, el 3,6% de carbono, notable cantidad de arena y pequeñas porciones de grava, y son útiles para toda clase de cultivos. La parte montañosa es de origen volcánico; en su constitución abundan la grava, el limo y la arcilla.
Al estar entretejidas de manantiales, las montañas de Puentes forman un sector eminentemente ganadero y, de hecho, alimentaban, en años atrás, muchos miles de cabezas de ganado caballar, vacuno y lanar, cuya riqueza fue cortada de raíz por el Patrimonio Forestal que, al prohibir el pastoreo, hirió de muerte la débil economía de nuestros paisanos, principalmente en El Freijo, Deveso y San Mamed.
Más, paradójicamente, y volviendo al comienzo del tema, sobre esta tierra adornada de buenos recursos naturales continúa languideciendo el pobre labrador, en viviendas carentes de los medios más elementales (incluso sin luz eléctrica), cultivando unas parcelas cada vez más exiguas y con métodos trasnochados.
En las eras ya no destacan airosas las “medas” de trigo, ni la finca del lugar exhibe su riqueza de patatas, ni enseñorean la casa los huertos de tubérculos y hortalizas, ni retozan las reses en la cercana vertiente…
Los jóvenes han emigrado y los mayores malviven hundidos en la soledad y aislamiento no solo físico sino mental. ¿A qué se debe esta sombría situación de nuestro agro? El campesino de Puentes comparte la suerte de los restantes agricultores gallegos; el área rural gallega sufre creciente decadencia y las causas son las mismas para toda la Región.
Esta agonía ha aumentado intensamente en las últimas décadas, en que el joven gallego se le presenta con facilidad un único (aunque lamentable) medio de mejorar su suerte: la emigración.
Pero la pregunta sigue en pie: ¿Por qué éstos males en Galicia? Para comprenderlo debidamente sería preciso repasar la historia de nuestro pasado desde los comienzos del régimen feudal el pueblo gallego fue constantemente vejado por la nobleza y por la Corte Castellana.
Una sucesiva y copiosa acumulación de traumas fue gravitando sobre nuestros antepasados hasta acarrear la decadencia de la Región.
Desde tiempos tan remotos Galicia cayó en la postración, sin que hubiera desde entonces a la fecha ayuda para levantarla. Es natural que, con tanta incomprensión y desamparo, el viejo Reino de Galicia se fuese replegando sobre sí mismo, reconociéndose en los achaques psicosociales de la desconfianza y el “trasacordo” No ha de extrañar pues la deserción continua de braceros agrícolas, dejando carta blanca al tojo para que invada su fértil solar.
Es la emigración la sangría de nuestra tierra, mal pretérito y presente; antes, a la siega de Castilla, a Cuba y Méjico; actualmente -y en muy mayor escala- a Inglaterra, Suiza, Francia y a centros industriales dela Península. Nadie podrá pensar que el gallego emigra por gusto.
El alma gallega, apegada al “terruño”, no es ansiosa de caminos en la tierra ni de estelas en la mar si la miseria y opresión no le obligaran.
El Cancionero Popular es elocuente; en él pueden verse glosadas “as estreituras da vida” y los malos tratos recibidos por el “labrego”, viéndose obligado a ser introvertido y desconfiado.
¿Qué reformas debe haber y debiera haber habido ya? Los Sociólogos y Economistas son los autorizados para hablar. Podemos, no obstante, alegar algunos datos que saltan a la vista, incluso de quienes no estamos versados en estas materias.
En vez de la extraversión del ahorro gallego, de la alineación del capital y de la incumplida misión de los Bancos de Fomento, debieran ocurrir la modernización del agro, con la consiguiente concesión de créditos y subvenciones, organización de cooperativas, exterminación del aparcelamiento y minifundio, garantía de demandas de productos. Implantación de industrias, mejoras de vivienda, etc. Todo lo que vinieron disfrutando en mayor escala las demás Regiones Españolas.
Texto e fotografía aportado por Xose María Ferro, Director do Museo Etnográfico Monte Caxado de As Pontes.
Hórreo de Saa, desaparecido, especial pola súa substentación sobre chantas
Na revista das festas patronais do ano 1981, D. Enrique publica un artigo moi interesante dende o punto de vista etnográfico e patrimonial, pois fala dos nosos hórreos e dos nosos cruceiros. Pódese dicir que el foi o primeiro en estudar estas dúas mostras da arte popular galega no noso concello.
Persoalmente fixen un estudo tamén deles, un publicado na revista de HUME Nº 2 “OS HÓRREOS NO CONCELLO DE AS PONTES DE GARCÍA RODRÍGUEZ” e outro, sen publicar, “AS CRUCES DE PEDRA NO CONCELLO DE AS PONTES DE GARCÍA RODRÍGUEZ”, no que recollo os cruceiros entre outras cruces.
Parte deste traballo foise publicando nas revistas das festas patronais ao longo dos anos.E o que si afirmo é que temos unhas mostras, tanto de hórreos coma de cruceiros, que debéramos coidar, dar a coñecer e poñelas en valor. Tamén engadir que algúns exemplares que eu estudei no seu día, de hórreos e cruceiros, hoxe xa non están e non poden pasar para o desfrute das vindeiras xeracións, pois perdéronse para sempre.
EL PATRIMONIO ARTÍSTICO DE LA COMARCA DE AS PONTES:
Accediendo a la petición que me plantearon en orden a colaborar en la Revista de la Fiesta Patronal, vayan unas líneas dedicadas al patrimonio artístico de nuestra Comarca, más copioso de lo que sus habitantes creen o conocen.
Sería demasiada materia para un simple artículo intentar el estudio monográfico completo de dicho patrimonio, por lo que, de entre nuestros elementos histórico-artísticos, lo circunscribo a dos: los “hórreos” y los “cruceiros”, dejando consiguientemente sin mencionar los restos de nuestros antepasados prehistóricos y celtas, el puente romano y el medieval de Don García Rodríguez, la bóveda gótica de nuestra Iglesia Parroquial y su importante retablo barroco del siglo XVI, las demás Iglesias y Ermitas de la zona con sus retablos neoclásicos (y algunos de imitación barroca); algunas viviendas muy antiguas con galerías o balcones típicos; objetos de gran antigüedad todavía existentes en las casas, como telares, jarrones, botijos, lámparas, quinqués, monedas, etc., que lamentablemente van desapareciendo por ignorar los dueños el mérito que poseen y por la astucia de los comerciantes anticuarios, auténticos expoliadores de nuestra tierra…
Sin detenerme en más preámbulos paso a describir las antedichas obas meritorias de la zona de As Pontes, con su tipismo peculiar A) “Hórreos”; B) “Cruceiros”.
A) Los “Hórreos” de nuestra Comarca: Perduran alrededor de un centenar de ejemplares antiguos en las Parroquias de nuestro Municipio y en las colindantes de Ribadeume y Bermuy, y, por su formato y dimensiones, representan un modelo peculiar en los diferentes tipos de “hórreo” gallego. Poseen más d un siglo de antigüedad y situados en las eras o “airas de mallar”, sirvieron a nuestros antepasados como almacenes para guardar maíz en espiga, habas, etc. y perpetúan la imitación de los graneros romanos, que solían ser construidos con madera sobre pilares de ladrillo.
Nuestros “hórreos” son de reducidas dimensiones y llevaban antiguamente el nombre de “CABAZOS” (vocablo del Romance Gallego; derivado del latín “cápere”, que significa recoger o reunir provisiones).
Comprenden una superficie aproximada de 1 X 4 metros de base y van sostenidos en las cabezas sobre dos pilares de mampostería protegidos con lajas de pizarra horizontales para impedir la subida de ratones. La estructura de la obra está formada por viguetas y barrotes de roble, pintados con un preparado mediante aceite de linaza y colorante de tono marrón. Esta pequeña nave parte de una base circunscrita por viguetas robustas sobre las que van asentadas las hileras de barrotes verticales que le proporcionan la figura externa y que suelen ser prismas de 5 X 5 centímetros de base por 2 metros de altura. El conjunto está en su interior separado por un tabique que lo divide en dos mitades iguales y dotado con sendas puertas en ambas cabezas, todo ello con el mismo sistema de de barrotes verticales. Termina con una techumbre de pizarra con perpino en cuatro vertientes, que descansa sobre las viguetas de arquitrabe las cuales forman la cornisa sencilla del contorno, variada con los trozos salientes de las “tijeras” del perpino que terminan al exterior en una figura de modillón simple, sin ornamentar.
Este es, a grandes rasgos, el estilo de los antiguos “hórreos” de la Comarca de As Pontes, que paulatinamente van entrando en ruinas, a la par que sus propietarios, ignorantes del mérito histórico-artístico que poseen, no intentan restaurarlos sino más bien substituirlos por otros similares, pero construidos a base de ladrillos, que, si bien cumplen su función práctica, no pueden en manera alguna reemplazar el mérito de los anteriores.
Por curiosidad y anécdota, no puedo menos de consignar en el final de este punto unas frases del historiador cordobés del siglo XVI, Ambrosio de los Morales, que relata en su obra “Crónica General de España”, cuando al ser Cronista delos Reinos de Castilla en el reinado de Felipe II, realizó una jira por Galicia y, quedando sorprendido al ver nuestras pobres viviendas de aldea, escribió: “… y aún a mi no me espantaba en aquella tierra tanto esto, como ver los graneros, que ellos llaman hórreos, fabricados de esta misma obra…”
Cruceiro do Poboado, no seu enclave orixinario da Praza do Hospital, e a carón do palco da música
B) Los “Cruceiros” de nuestra Comarca:
Al igual que los “hórreos” también los “cruceiros” de nuestra Comarca están encuadrados en un estilo propio de esta zona: son aquí abundantes y de gran antigüedad como en toda la Región Gallega.
Nuestros antepasados los erigían en los cruces de caminos con el fin de que transmitieran protección divina a los transeúntes y además porque marcaban una estación para el rezo de un responso cuando ante ellos pasaba la conducción de un cadáver.
Asimismo era situado un “cruceiro” ante las Iglesias y Ermitas como símbolo externo de paternal acogida hacia los devotos que acudieran a ellas, a la vez que determinaban el trayecto de la procesión que en su derredor, se verificaba el día de la fiesta.
Posee nuestra zona dos modelos de “cruceiros”, construidos con piedra de granito: uno sencillo, sin esculturas (o a lo sumo una y sin reverso), con capitel de imitación “Dórica” sobre pilastra octogonal y basamento simple: tales son el de La Coba en Aparral, el de la Iglesia del Deveso, el de “Prada” en El Freijo, otro al lado de la Escuela de la Iglesia del Freijo, el de Veiga de Nata en San Mamed, etc…
Es el segundo modelo un “cruceiro” bien logrado y de indiscutible mérito, abundante aquí; lleva figura escultórica en el anverso y reverso (respectivamente, las imágenes del Crucificado y de la Dolorosa; salvo las dos excepciones que detallamos después), capitel de imitación “Corintia”, con cabezas de ángel en vez de hojas de acanto, mástil en pilastra octogonal ornamentada con bajorrelieves de los instrumentos de la crucifixión (escalera, clavos, tenaza, martillo, espada…) y basamento destacado, mediante piezas cuadrangulares en forma de escalinata, soliendo ostentar la más elevada alguna inscripción con el nombre del fundador y la fecha de su erección y también la concesión, por parte del Obispo de Mondoñedo, de indulgencias a quienes recen ante ellos. Se conservan “cruceiros” de este tipo ante las Iglesias Parroquiales de Vilavella, Ribadeume, Freijo y San Mamed; ante la Iglesia del Poblado y ante las Ermitas del Carmen y Marrajón, en el Parque de “La Fraga” y en El Meidelo.
(Otro que había en el Barrio de “Casilla del Bañal” y conocido por “O Cristo do Grilo” ha sido robado hace tres años y al parecer, se encuentra haoy en un lugar de Ponferrada). Entre todos ellos merecen especial mención los dos siguientes:
1) El “cruceiro” de la “Capilla del Carmen”, el cual representa uno de los pocos modelos existentes en Galicia que exhiben la escultura de la Virgen con el niño en los brazos, en vez de una Dolorosa; detalle que, según Álvaro Cunqueiro, plasma una alegoría hacia la fecundidad de la mujer gallega.
Posee asimismo en la pieza superior de la base bajorrelieves de la Dolorosa uy de la Magdalena, el relato de su fundación que dice “Devoción de D. Fco. Bouza, natural de Grañas del Sor, Año de 1828”, y la concesión decretada por el Obispo de Mondoñedo Dn. Francisco López Borricón, a quien rece ante él tres avemarías y una salve, de cien días de indulgencia (es decir, el mismo mérito que practicando ayuno y penitencia los cien días).
2) El “cruceiro” del Pueblo, hoy situado ante la Iglesia del Poblado, tras haber sido deportado en 1932 al paraje de Las Campeiras sufriendo deterioros en esos trasiegos; es una obra perfecta y más destacada que las restantes de la Comarca; su origen es muy antiguo (acaso del siglo XIV, a juzgar por la influencia gótica que delata su estilo y por los signos heráldicos que presenta).
Tiene capitel de imitación “Corintia” y esculturas del Crucificado y Dolorosa perfectamente logradas y de mayor tamaño que los restantes “cruceiros” de la zona,, basamento elevado con peana disminuida típica de la evolución gótica. Probablemente le falta una segunda pieza superior a éste y ornamentada con toro y ábaco, conforme al orden escultural de entonces.
La columna o mástil que lo eleva ostenta un relieve de la Asunción que es la Patrona titular de esta Parroquia, y una corona real, símbolo de la concesión regia del feudo de As Pontes por Enrique II a Don García Rodríguez.
Carece de otros elementos decorativos que antaño tenía, así como de dos miniaturas de ángeles en los extremos de los brazos, con sendos cálices para recoger la sangre, y que perecieron cuando fue tiroteado con arma de fuego en Las Campeiras, en el año 1936,, por algún fanático ignorante.
Conserva en el extremo de la columna, bajo el capitel, unos importantes signos heráldicos: bifolios de lises (símbolo de la nobleza) y gravillas de trigo (símbolo del Pueblo agricultor).
Desde tiempo inmemorial presidía la entrada de la antigua Villa de As Pontes en el cruce de los principales caminos: el “camino dos arrieros” (antes “dos ártabros”) de Bares a Betanzos y el camino real desde el Convento Jurídico Romano de Lugo a la ría de El Ferrol, hallándose situado en la Plaza del Hospital, al lado del entonces allí existente establecimiento benéfico con dicho fin, frente a la actual finca nº 23 de la Rúa de Galicia, a donde debiera ser reintegrado, ya que injustificadamente fue desplazado de su entorno histórico.
Y después de esta somera exposición de nuestro patrimonio artístico sólo me resta exhortar sobre la necesidad urgente de conservar, lejos de enajenar, las cosas antiguas que aún quedan; por su mérito de antigüedad y por ser legado de nuestros antepasados de feliz memoria.
Enrique Rivera Rouco
Abril de 1981
Texto e fotografías aportadas por Xose María Ferro, director do Museo Etnográfico Monte Caxado de As Pontes